
Sensación constante de hambre
Si después de una comida completa la sensación de saciedad desaparece rápidamente y se tiene constantemente ganas de picar algo, esto puede ser una señal de falta de proteínas. Son precisamente estas las que estimulan las hormonas de la saciedad. Cuando hay déficit, el cuerpo no recibe la «señal de saciedad» y la persona come más de lo necesario.
Inmunidad debilitada
La proteína no es más que el material de construcción de los anticuerpos y las células inmunitarias. Cuando hay insuficiencia, el cuerpo no es capaz de combatir eficazmente las infecciones.
Dolor y debilidad muscular
Los músculos están compuestos de proteínas. Si hay una carencia, el organismo obtiene aminoácidos de sus propios músculos, lo que provoca dolor, fatiga y debilidad incluso después de esfuerzos leves.
Ausencia de progreso en el deporte
El entrenamiento regular sin suficiente proteína no da resultados: en lugar de desarrollar músculo, el organismo gasta la proteína en energía. La fuerza no aumenta y los cambios en la composición corporal son mínimos.
Curación lenta de heridas y lesiones
Las proteínas son necesarias para la regeneración de los tejidos. Su deficiencia ralentiza la curación de cortes, lesiones y heridas postoperatorias, lo que aumenta el riesgo de complicaciones.
Deterioro del cabello, la piel y las uñas
Para la belleza del organismo se necesitan estructuras proteicas como la queratina, el colágeno y el elastino. La falta de proteínas hace que el cabello se vuelva opaco y se caiga, las uñas se rompan y la piel pierda elasticidad y se cubra de arrugas.